Han pasado 70 años desde la proclamación del estado de Israel y los mismos de la Nabka, el Día del Desastre, el momento en que decenas de miles de familias palestinas fueron despojadas de sus viviendas y campos y se vieron obligadas a irse a otros lugares, en su mayoría fuera de lo que fue su país. Ayer se inauguró la embajada de EEUU en Jerusalem, la única abierta hasta ahora en esa ciudad. El presidente Donald Trump ha dado el paso, en contra por ahora del resto de países y en contra de la resolución de la ONU de hace 38 años, cuando se pidió la retirada de las embajadas ubicadas en Jerusalem y su traslado a Tel Aviv, entonces la capital del estado.
El gobierno israelí, mientras tanto, sigue con su práctica represiva. En los dos territorios de la Autoridad palestina, pero especialmente en Gaza. El número de personas muertas durante estos días se cuenta por decenas y el herida, por miles. Se habla que las muertes superan las 70... Qué más da, porque la cosa no para. Y como si nada. Israel sigue siendo un estado aliado del imperio y de los países de la UE, por lo que puede seguir haciendo lo que le dé en gana.