En los medios de comunicación de extrema derecha, derecha extrema o similares españoles se está diciendo que la matanza cometida en Orlando no tiene que ver con que en EEUU exista libertad de tenencia de armas, sino con la propia religión islámica, a la que consideran por naturaleza maligna. Venían a criticar a las palabras lanzadas por el presidente Obama tras conocer lo ocurrido. La matanza fue obra de Omar Mateen, un ciudadano estadounidense del que se dice que se trataba de un "lobo solitario" vinculado ideológicamente al fundamentalismo islámico.
Es cierto que el fundamentalismo islámico en cualquiera de sus formas lleva tiempo atentando en algunos países occidentales (EEUU, España, Reino Unido, Francia, Bélgica...). Pero también lo es que el objetivo de Omar Mateen era muy claro y explícito: la comunidad homosexual. En la visión que se tiene del mundo por parte de amplios sectores islamistas la homosexualidad es considerada como una perversión de la naturaleza humana. Lo que supone que es inmoral y debe ser objeto de castigo. Una idea que es compartida por amplios sectores de otras religiones, como la católica.
No hace muchos días el arzobispo de Valencia, monseñor Cañizares, volvió a lanzar duros ataques morales contra la ideología de género, que considera contraria a la naturaleza y, por supuesto, a la ley divina. Llegó incluso a considerarla como más peligrosa que otras ideologías del siglo XX, sin decir cuáles, pero me imagino que refiriéndose al comunismo y al nazismo. Y dentro de la ideología de género Cañizares incluye "el imperio gay y ciertas ideologías feministas".
Él discurso islamófobo es común entre los grupos de extrema derecha europeos y el candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump. La homofobia es común entre los sectores más intransigentes de algunas religiones, que coinciden, a su vez, con los grupos de extrema derecha.
Demasiadas coincidencias, ¿no?