El papa Francisco no para en sus declaraciones sorprendentes. Y no precisamente por mostrarse como una persona rancia o asentada en la tradición oscura y estrecha de la institución que representa. En una entrevista al periódico Il Messaggero ha hecho alusión a la gente comunista en estos términos. "Los comunistas nos
han robado la bandera. La bandera de los pobres es cristiana (...). Los comunistas
dicen que todo esto [la pobreza] es algo comunista. Sí, claro, ¿cómo no?... Pero
veinte siglos después [de la escritura del Evangelio]. Cuando ellos hablan, nosotros podríamos decirles: ¡Pero si sois cristianos!".
Con sus palabras resulta evidente que ha sido la Iglesia y buena parte de sus gentes quienes se han separado del principio evangélico que proclaman acerca de la humildad y la solidaridad. No se trata de discutir acerca de la naturaleza religiosa del comunismo o de negar a las religiones su presencia en la sociedad. Se trata de coadyuvar por un mundo mejor y antitético con los principios que rigen las sociedades clasistas.