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miércoles, 6 de marzo de 2013
En la muerte de Hugo Chávez
Se puso al frente de un pueblo que quiso salir de la miseria. De la postración a la que le habían condenado desde siglos. Fue valiente y decidido. Primero, creyendo que la vía de las armas era el camino para desprenderse de la vieja oligarquía, avara e impenitente como todas. Luego, entendiendo que las urnas abrían un horizonte mucho más seguro para conseguir las riendas del estado. Siempre tuvo la seguridad de que no podía ir solo, ni con sus compañeros de armas, ni con con sus camaradas de las organizaciones políticas. Supo que tenía detrás, al lado y delante el aliento del pueblo, y por eso se fundió en él para verlo, escucharlo y sentirlo. Después de ganar las elecciones presidenciales en 1999, no dejó de cosechar un triunfo tras otro, con la única excepción del referéndum para la reforma constitucional de 2007. Con él ha disminuido enormemente la miseria en Venezuela. Las rentas del petróleo dejaron de ser el maná de la oligarquía y sus compinches para pasar a ser viviendas, educación, sanidad, carreteras, electricidad... Se convirtió en el nuevo líder de América Latina. Le siguieron sus pasos, en diferentes grados, más países. Reconoció la figura de Cuba y fortaleció una alianza provechosa entre hermanos iguales. Aunó a los dirigentes del continente para crear el ALBA, la CELAC... Inicia el camino de hacer realidad su sueño bolivariano. Allá donde iba, lo admiraban, porque entendieron el papel que estaba representando. Hubo quien le odió. Primero, en su propio país, claro. Por quienes se habían reído de la gente, enriqueciéndose o aprovechándose de los favores de la oligarquía. Desde el imperio, por supuesto. Desde la vecina Colombia, donde su presidente Álvaro Uribe jugó a provocar un enfrentamiento armado. Desde Europa, también imperialista, cuyos dirigentes y y corifeos de los medios de comunicación no han dejado de dar muestras de sus intereses y de puro servilismo. Para ello han utilizado todo tipo de artimañas. Promovieron golpes de estado, buscaron el enfrentamiento armado con países vecinos, orquestaron campañas mediáticas denigratorias, financiaron las campañas electorales de la oposición... Le han llamado golpista, dictador, demagogo, populista... No ha faltado referirse a su físico, con términos como mono, gorila... Y es que nunca le han perdonado lo que ha hecho por su pueblo, el venezolano, el latinoamericano. El mismo de donde, al fin y al cabo salió y siempre formó parte.