Ha aparecido hace unos meses el libro La destrucción de la Democracia: Vida y muerte de los alcaldes del Frente Popular en la provincia de Cádiz. Ha sido coordinado por Santiago Moreno Tello y han participado en su elaboración 34 historiadores e historiadoras, que han estudiado la situación vivida por los alcaldes republicanos represaliados -en su mayoría, fusilados- durante la guerra a manos de los militares sublevados contra la República. La obra está inserta dentro de la corriente historiográfica para la recuperación de la memoria histórica, habiendo contado en esta ocasión con la colaboración de la Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía, que la ha editado en dos volúmenes. Precisamente a través de la página electrónica de esta consejería se puede acceder a la obra (volumen 1 y volumen 2). Por mi parte, felicitar a quienes han trabajado en el libro.
Además de los trabajos sobre los alcaldes represaliados, el propio Moreno Tello hace un interesante Estudio preliminar, en el que traza una serie de rasgos del periodo republicano desde la perspectiva de las instituciones municipales. Empieza refiriéndose al resultado de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, donde el triunfo de las candidaturas monárquicas fue expresión del caciquismo reinante, lo que cambió cuando se repitieron las elecciones allí donde hubo fraude. Continúa con los avatares sufridos en los ayuntamientos tras los sucesos de octubre de 1934 -en que fueron destituidos los cargos municipales de los grupos de izquierda- y las elecciones de febrero de 1936 - en que la victoria del Frente Popular posibilitó la restitución de concejales y alcaldes republicanos y socialistas, además de la entrada en los puestos vacantes de comunistas y sindicalistas. Nos recuerda la convocatoria fallida de elecciones de unas nuevas elecciones municipales, prevista para el 12 de abril, y ante todo nos ofrece una información muy interesante acerca de la asamblea de alcaldes celebrada en Cádiz el día 12 de julio, una semana antes del golpe militar.
Sobre esta asamblea -de la que no existe documentación en la Diputación de Cádiz, aunque, por suerte, sí se conservan copias en algunos ayuntamientos, habiendo utilizado el autor la de El Bosque-, en la que participaron directamente todos los municipios -sólo tres no lo hicieron, pero enviaron sus adhesión- se ofrecen datos muy poco conocidos, pero que reflejan las preocupaciones existentes por los graves problemas que estaban viviendo y el interés por solucionarlo. Se trataba en su mayoría de problemas de índole socioeconómica, como la reforma agraria, el paro, las obras públicas o, en menor grado, la educación. No faltaron los temas políticos, como la preocupación por el ascenso del fascismo en la provincia, que se expresó en los numerosos incidentes que provocaron contra militantes de grupos obreros -en Barbate ocurrió el asesinato de dos hermanos, militantes de la CNT, a manos de pistoleros de Falange-, el boicot a la labor municipal por parte del funcionariado ligado a este movimiento o la preparación del golpe contra la República. No faltan tampoco alusiones a la presencia de Blas Infante, que invitó a los presentes a sumarse al movimiento en favor del estatuto de autonomía y la izada de la bandera andaluza en los balcones de los ayuntamientos.
La última parte del estudio preliminar está dedicada a hacer una síntesis estadística de la represión sobre los alcaldes republicanos. De un total de 41 alcaldes (suma los de Barbate y Benalup, que eran todavía pedanías), fueron fusilados 23, es decir, el 56%. De los restantes, diez estuvieron en prisión (24%); dos se fueron al exilio; otros dos, se refugiaron como topos; y uno huyó a la zona republicana, muriendo en acción de guerra. Ninguno tuvo juicio previo, excepto los alcaldes de Espera y Torre Alháquime, que acabaron fusilados. Todavía hay tres alcaldes de los que se desconoce su paradero: siguen desaparecidos. Quienes sobrevivieron sufrieron duras penurias personales y familiares. Demoledor.
La obra saca a la luz una información muy valiosa, aunque todavía quedan muchos puntos oscuros. Sirve, al menos, para hacer algo de justicia a las víctimas del fascismo. El mismo que destruyó todo lo que pudo para que se supiera lo menos posible de lo ocurrido. El mismo que todavía en nuestros impide o pone obstáculos para que podamos saber más.