Lo que pueda ocurrir el domingo en Andalucía tras las elecciones no lo podemos saber. Las encuestas que se han publicado no dejan claras las cosas. Lo más probable es que gane el PP, pero está por ver si lo hace por mayoría absoluta. Una mayoría que no se queda sólo aquí, sino que se proyecta al conjunto del estado. Ahora misma la derecha en general y el PP en particular está a punto de conseguir el mayor poder habido desde el franquismo. Lo tiene en la mayoría de los municipios, las capitales y las ciudades más pobladas, en prácticamente todas las comunidades y en los órganos centrales del estado. También en el poder judicial y, por supuesto, en el poder económico, y desde él, los medios de comunicación Tampoco debemos olvidar sus relaciones con la Iglesia y las otras iglesias. Ganando las elecciones en Andalucía cerraría el círculo.
Es cierto que el PSOE lleva tres décadas y ha dejado su impronta. Para lo bueno, lo que tiene de reflejo de su tradición y lo que ha necesitado para contentar a aquellos sectores que necesita para poder legitimarse. Para lo malo, su clara inserción en un sistema al que ha servido con lealtad y, por qué no, con eficacia.
¿Qué pasaría si el PP pasara a gobernar en esta tierra? ¿Más de lo mismo? De entrada, sí, claro. Pero con dos elementos muy importantes. El primero es que cuando gobierna, lo hace con más descaro. La prueba última la tenemos en lo que está haciendo desde que accedió a gobierno central: lo que ya hizo el gobierno del PSOE, pero apretando más. El segundo, que con el control de Andalucía dispondría de un poder en la práctica absoluto. Aumentaría su idea de que la sociedad se ha entregado a su programa y su concepción de la vida. La misma idea que le ha llevado, como a CiU en Cataluña, a endurecer las medidas que habían iniciado antes de las elecciones de noviembre pasadas.
Existe un peligro real de que se produzca una involución social y política sin precedentes. Más brusca de lo que progresivamente se lleva produciendo. Se trata de una derecha que representa mejor que nadie la modernidad del neoliberalismo, el mismo que traído la actual situación de crisis. Una derecha que también hunde sus raíces en una tradición negra. Unas raíces de las que o bien no reniega o bien quiere tapar. Desde luego que apoyar al PSOE sería más de lo de antes. Sería otro error más, como lo fue que durante tanto tiempo se le haya dado tanta confianza.
¿Qué hacer, pues? Hay que atreverse a dar un paso adelante. Todo lo que hagamos para no apoyar a uno u otro, o a esos remedos de progresismo centralista (UPyD) o nacionalismo (PA), ya lo sería. Mi opción es la de IU. Es la más barata, porque puede ser la que dé más réditos. Réditos sociales.