He accedido a un estudio elaborado por la federación de enseñanza de CCOO de Madrid, titulado "Indicadores para el Diagnóstico", en el que se pone de manifiesto la progresiva degradación de la educación en esa comunidad autónoma a lo largo de la última década. Los indicadores que se presentan se refieren al gasto público per capita, los presupuestos, las tasas de escolarización en las diferentes etapas, la esperanza de vida escolar, el fracaso escolar, la financiación de los centros concertados, la financiación de las universidades públicas... Los resultados son demoledores. Reflejan con claridad el modelo que defiende el PP, donde la educación sólo es una prioridad para los estratos sociales que disponen de más recursos. Así se entiende, por ejemplo, el progresivo aumento de los recursos públicos destinados a los centros concertados, mientras los centros públicos sufren las peores consecuencias. Hasta las propias universidades públicas están viendo reducidas en los últimos años sus asignaciones presupuestarias. Puro clasismo, vamos.
Y estando así las cosas, viene lo de la reducción de profesorado, posiblemente en un número de 3.000 puestos de trabajo, camuflado con el discurso demagógico del número reducido de horas que se trabaja en el sector y la necesidad de que se haga un mayor esfuerzo en este tiempo de crisis. El debate en la calle está centrado en esto último, pero no sobre datos reales, sino intencionadamente deformados, a veces con descaro. Así han conseguido desviar al atención, olvidando la gravedad de la medida adoptada, que afecta, por supuesto, al profesorado interino que se queda sin trabajo, pero también a la situación general de la educación en esa comunidad, que, siguiendo los datos ofrecidos en el estudio de CCOO, va a seguir degradándose, aunque esta vez a un ritmo mayor. No es un caso aislado, pues los gobiernos autonómicos de otras comunidades controladas por el PP o afines (Castilla - La Mancha, Navarra, Galicia...) están siguiendo esos pasos. Todo un adelanto de lo que puede llegar.