Llevo meses pensando sobre lo que está sucediendo en Grecia. Ya se sabe: la crisis, el paro, la corrupción, la bancarrota, el rescate financiero, las huelgas generales, las manifestaciones frente a la sede del parlamento... Este acaba de aprobar el segundo rescate financiero, que supone más vueltas de tuerca por parte de los gobiernos contra la soberanía del país y, sobre todo, contra la mayor parte de la población. Es un guión ya escrito que se repite por doquier con las debidas variaciones, pero que en todo caso supone castigar a quienes menos tienen, mientras salen indemnes quienes más se han beneficiado.
Me informo a diario sobre lo que está ocurriendo en Grecia, pero, debo reconocerlo, no me he sentido con capacidad para escribir algo más allá que no sea reproducir lo que se escribe. Hoy ha aparecido en Rebelión un artículo de James Petras: "PASOK, panhelénicos, socialistas y kleptócratas". Es demoledor. Su lectura, que recomiendo, me ha empujado a hacer este comentario. Y también a reproducir la cita de un manifestante griego en la plaza Sintagma con la que Petras encabeza su artículo: “George Papandreu no se vende, se alquila. Vende las empresas públicas a las multinacionales, reduce los salarios, las pensiones y el empleo a instancias del FMI; entrega las arcas públicas a los bancos europeos y apoya la guerra de la OTAN contra Libia; y da instrucciones a los guardacostas griegos para hacer cumplir el bloqueo de Gaza impuesto por Netanyahu”.