La población saharaui de
la parte occidental del desierto se ha ido conformando durante el primer
milenio de nuestra era, con el avance de las tribus bereberes desde el Atlas
hacia el sur y la expansión árabe en el siglo VIII, que fueron desplazando a su
vez a la población de color asentada en épocas anteriores. La población
resultante de las fusiones de las tres etnias, pero con predominio del elemento
árabe-bereber, era nómada, dedicándose sobre todo al pastoreo, en menor medida
al comercio por el desierto en las direcciones este-oeste y norte-sur, y a la
pesca en las zonas próximas a la costa atlántica.
La expansión colonial
europea durante el siglo XIX ocasionó la ocupación española, que en 1860 se
asentó en los territorios de la franja costera atlántica, reconocidos y
ampliados hacia el interior en 1885 en la Conferencia de Berlín,
en la que se repartió África por las potencias europeas. El status colonial de
o que llamó inicialmente Río de Oro fue variando con el tiempo, pasando a ser
un protectorado en 1820 y desde 1957, en pleno proceso de descolonización, en
una provincia, al estilo de lo que había hecho Portugal con sus colonias
(Angola, Mozambique…) o Francia con Argelia.
La agonía de Franco, que
precipitó el proceso de crisis del régimen, abrió en el noroeste de África otra
crisis, en este caso internacional, que tuno a EEUU como cerebro, a Marruecos
como principal peón y a determinados miembros del régimen franquista, con
intereses económicos en la zona, como albaceas. Pero expliquémoslo.
Se ha escrito mucho de la
idea inicial de Franco de declarar la independencia del Sáhara Occidental. El
coronel Luis Rodríguez de Viguri, que estuvo en esos años como secretario
general del Gobierno de la entonces provincia española, así lo ha manifestado.
Aunque el régimen intentó que fuera una descolonización controlada, hasta el
punto de crear un partido fantasma, el PUNS, formado por algunos jefes tribales
(que acabaron abandonando a su pueblo para refugiarse en Marruecos), lo cierto
es que bastantes de os funcionarios españoles, con un gran conocimiento de la
realidad del pueblo saharaui, se convencieron pronto que el verdadero
interlocutor de dicho pueblo era el Polisario (Frente Popular de Liberación de
Saguía el Hamra y Río de Oro), formado en 1973.
La agonía de Franco fue
aprovechada por el rey Hassan de Marruecos, que movilizó en la Marcha Verde de
octubre y noviembre de 1975 a
miles de personas para presionar a las autoridades españolas. Pese a las
declaraciones del último gobierno de Franco y el viaje del príncipe Juan
Carlos, ya jefe del estado en funciones, diciendo que se iba a respetar la
independencia del Sáhara Occidental, todo fue un paripé. La firma en noviembre
del acuerdo tripartito de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania dispuso
la entrega de la colonia a los dos últimos países, mientras España se
responsabilizaba de su normalización y cumplimiento
Fuera quedaban el pueblo
saharaui y el Polisario, que se había convertido en su portavoz, mientras el
apoyo político de varios países (sobre todo de Argelia) y de los grupos
políticos españoles de oposición al régimen poco pudieron hacer para forzar a
los gobiernos del momento a cambiar la situación.
EEUU no quería un régimen
progresista en el Sáhara Occidental, dado el programa político del Polisario.
Utilizar a Marruecos resultaba fácil, porque expandirse hacia el sur le iba a
reportar las riquezas naturales que en esos momentos se explotaban, como los
fosfatos y la pesca, sin contar el potencial de otros recursos (petróleo). A
las empresas españolas en la zona se le garantizó su actividad, con ministros
como José Solís Ruiz y Antonio Carro haciendo de voceros de las mismas en el
consejo de ministros.
Lo que vino, ya se sabe.
La ocupación inmediata por los ejércitos marroquí y mauritano; la valerosa,
pero desproporcionada, resistencia del Polisario; y la diáspora de la mayoría
de la población saharaui hacia el desierto de Tindouf, en Argelia. En febrero
de 1976 el Polisario anunció la formación de la República Árabe
Saharaui, cuyo primer presidente fue El Uali, pero pronto, en junio, fallecido
en combate contra las tropas mauritanas. Marruecos fue construyendo sucesivos
muros que ampliaban los anteriores para impedir el paso de los contingentes
armados del Polisario. A finales de 1976 Mauritania abandonó sus territorios
ocupados, que pasaron a manos de Marruecos. Hoy la mayor parte del territorio,
que representa las 4/5 partes, son llamadas provincias meridionales por
Marruecos, administradas por su gobierno y explotadas por empresas extranjeras.
En ellos vive la mitad de la población saharaui. El resto, separado por el
muro, es considerado como territorios liberados por la RASD , mientras la otra mitad
de la población vive en los poblados o campamentos levantados en Tindouf,
dentro de Argelia, lo que les permite estar protegidos de los ataques militares
marroquíes.
La actitud de los
siguientes gobiernos españoles no fue distinta a la manifestada por el último
de Franco y el primero de Juan Carlos. Los de la UCD con Suárez y Calvo Sotelo, porque eran
herederos del régimen, los del PSOE con González porque ratificaron la política
exterior dirigida por EEUU durante el franquismo y la transición, los del PP
con Aznar porque ha sido el partido más atlantista y ahora los nuevos del PSOE
con Zapatero porque… es más de lo mismo.
Mientras, el pueblo
saharaui sigue con su lucha, dentro de Marruecos y en el desierto de Tindouf.
En sus campamentos se está creando una sociedad donde se garantiza la sanidad y
la educación gratuitas, y se busca incorporar a las mujeres en la vida social y
laboral, entre otras cosas. Sigue manteniendo la esperanza de poder regresar a
su hogar de siglos, de donde tuvo que huir ante la invasión marroquí. Sus
representantes siguen viajando por el mundo en busca de solidaridad, ayudas y
reconocimiento internacional. Las asociaciones de solidaridad que hay por el
mundo, incluyendo a las numerosas españolas, mantienen su trabajo diario y
abnegado. Países como Cuba reciben a jóvenes para formarlos en distintas áreas
del conocimiento. Toda una labor encomiable frente a los intereses
imperialistas de EEUU, sus aliados occidentales, incluidos los gobiernos
españoles, y el papel sucio que dejan al gobierno marroquí, con sus reyes al
frente.
En 2005 se inició una
serie de levantamientos populares saharauis en varias ciudades ocupadas, entre
las que se encuentra El Aaiún. Desde entonces ha aumentado la represión contra
las personas que participan en la resistencia, las movilizaciones y la defensa
de los derechos humanos. El gobierno marroquí impide con frecuencia la visita
de delegaciones de asociaciones internacionales, temiendo que se extienda la
información de lo que allí pasa. Lo que está claro es que nada se detiene y lo
que ocurra en el futuro no lo podemos predecir, pero sí denunciar el castigo
que sufre el pueblo saharaui y reconocer su lucha. Un proverbio suyo reza: “los
momentos difíciles se superan con calma”. Quizás esa paciencia es la que le
está permitiendo, al menos, seguir sobreviviendo.
(Foto: Juan-Miguel Montero Barrado)