De nuevo, en Portugal. Y de nuevo, en las tierras del Alentejo. En este pequeño rincón europeo donde aún se mantiene el eco del 25 de abril y lo que en los primeros momentos supuso. Tierra de latifundios, quienes los trabajaban vieron cómo parte de ellos pasaron a sus manos. Un lugar donde la voz de quienes laboran cada día se deja sentir para intentar construir un mundo más humano. Estoy morando esta vez en la capital de la zona alta, en Évora. Después de 14 años me he
reencontrado con esta pequeña joya de la arquitectura, donde lo romano,
lo medieval y lo contemporáneo se mezclan en una bonita trama de calles,
edificios y restos arqueológicos por donde transitan gentes propias y gentes de otras partes. Y en su corazón, un templo de origen romano, situado en la parte alta de la ciudad. Erguido sobre un poderoso podio del que salen sus columnas corintias para elevarse hacia el cielo. Iluminado cada noche para dejar constancia que, aun en la oscuridad, su resplandor ayuda a mantener vivo un pasado lejano y la esperanza de que todo pueda hacerse a la medida de las gentes.
Historia, política, sociología, arte, música, geografía, literatura, pensamiento...
sábado, 28 de abril de 2018
viernes, 27 de abril de 2018
Con la sentencia de los machos de "la manada", mal andamos con esta justicia
jueves, 26 de abril de 2018
Los tarros de crema de Cifuentes
¡Vaya nido que es la Comunidad de Madrid! La
corrupción instalada hasta en el último rincón. Sólo en sus cúspide, dos
presidentas y un presidente abandonando sus cargos. Una, llegando al sillón
previo pago a dos asambleístas del PSOE, haciéndose la tonta y viendo cómo su
dos alfiles principales acabaron dando con sus huesos en la cárcel. El otro,
sustituyéndola después de que dimitiera por lo que le rodeaba y de paso mirando
para otro lado como si con él no fuera la cosa. La tercera, con cara de
regeneradora, abominando de quienes la antecedieron. Y falta el antecesor de la
primera, que sentó las bases, pero... Si el segundo, ahora excarcelado, lo
tiene crudo en próximos juicios, la primera, por ahora, se está librando. La
regeneradora, por su parte, tuvo que dejarlo después de un mes de un ridículo
ajeno espantoso. Aferrada a su puesto y riéndose hasta más poder de la gente,
pese a las evidencias de privilegiada, tramposa y mentirosa por lo de su
máster, ha tenido que ser un descuido con dos tarros de crema que cometió hace
años en un supermercado (como lo del "sin querer queriendo" del
Chavo) lo que ha llevado a los fontaneros del poder a hacerlo público. En el
paisaje, sólo en este, tramas de corrupción, con bosques de Gürtel, Púnica,
Lezo... que vaciaban el patrimonio y las arcas públicas para beneficiar.
martes, 24 de abril de 2018
Por ayer, que fue el Día del Libro
domingo, 22 de abril de 2018
Acerca de mi interés por Andalucía, los orígenes del andalucismo y Blas Infante
Hace unos
días recibí de un correo el electrónico de un alumno donde me refería el enlace
de un artículo de Armando Robles titulado “Blas Infante, el absurdo mito andaluz”. Tenía que ver con un trabajo que he mandado hacer en la asignatura de Historia
de España al alumnado de 2º de Bachillerato en la modalidad de Personas
Adultas. Con el título “Andalucía, andalucismo y Blas Infante” he pretendido
que conocieran más acerca de los orígenes del andalucismo político y el papel
que jugó en ello Blas Infante.
Para mi
alumno el artículo antes referido le parecía interesante, al salirse del
contenido de la información que había ido recopilando, si bien me preguntaba
qué opinaba del mismo. Teniendo en cuenta cuál es el diario donde se había
publicado, Alerta digital, un medio
del entorno de la extrema derecha española, podemos hacernos una idea de por
dónde van los tiros. Le indicaba que se utilizan algunos términos desde la
perspectiva del pensamiento reaccionario español, tales como separatismo, masonería e
islam.
El primero,
con el que acusaba a Infante de ser separatista, contrasta con un hecho
incuestionable: nunca lo fue. Su visión del andalucismo era la de ser parte de
un ente más amplio, que llamó indistintamente España o Iberia, desde una
vocación universal. Una especie de federalismo, o también confederalismo, que
reconociera la diversidad de pueblos existentes en la Península Ibérica, entre
los cuales se encuentra Andalucía.
Otro de los
términos, el de masonería, es utilizado por Robles despectivamente. Que lo
fuera o no resulta secundario, pero hacerlo en ese sentido nos recuerda a la
fobia que desde la España Negra se ha tenido a ese movimiento. Precisamente por
su ligazón al liberalismo, en los primeros momentos, y a la defensa de la democracia,
después. El mismo fantasma que llevó a Franco y el franquismo a elaborar una
ley específica de lucha “contra la masonería y el comunismo”, de hablar de
conspiración judeo-masónica-comunista internacional cuando se atacaba al
régimen, e incluso, en el no va más de sus neurosis, a montar una sala masónica
en lo que fue el Archivo Histórico Nacional, Sección de la Guerra Civil, sito
en Salamanca.
Y dentro de
esos fantasmas, la referencia que se hace al islam supone la transmutación en
la actualidad de otro de larga trayectoria en nuestra historia. Si antes lo era
el judaísmo, ahora lo es el islam, convertido en el chivo expiatorio de
nuestros días en los movimientos de extrema derecha europeos y estadounidenses.
Que Infante se convirtiera o no a esa religión resulta irrelevante, no así
denostar que reivindicara Al-Ándalus como una realidad histórica innegable.
En la
contestación que di a mi alumno le indiqué que la cuestión principal no estaba
en lo que dice en el artículo, sino si se corresponde o no con la realidad. Por
eso le recordaba que mi intención en la elaboración de ese trabajo, como en otros,
era que indagaran acerca del pensamiento de Blas Infante, y en él sus objetivos
políticos dentro del andalucismo en desarrollo y de su posición ante el
problema social que vivía Andalucía. Por eso le invitaba a que destacara en su
trabajo lo controvertido del personaje, que aún en nuestros días sigue siendo
motivo de duros ataques.
Mi interés por el tema
Supe de la
figura de Infante allá en los años de la Transición, concretamente a través de
la referencia que del hacía Isidoro Moreno en su libro Andalucía: subdesarrollo, clases sociales y regionalismo (1978). Empecé a comprender su visión historicista
del pueblo andaluz, con orígenes en tiempos remotos; su idea de una España
descentralizada; y su sensibilidad social, haciendo de los jornaleros la
esencia del pueblo andaluz y por ello ser partidario del reparto de los
latifundios entre pequeños propietarios desde la influencia del georgismo.
Posteriormente
fui leyendo otros trabajos, entre los que destaco los de José Acosta (1979),
Antonio M. Bernal (1980), J. A. Lacomba, J.L. Ortiz de Lanzagorta y José Acosta
(1985), Juan Antonio Lacomba (1988) e Isidoro Moreno (1993). No han sido las
únicas, como puede verse en la bibliografía que aporto al final, pero creo que
de todas las obras he podido extraer conclusiones importantes acerca de la dimensión
de la figura que nos ocupa y el momento en que vivió.
Hace dos
décadas, en febrero de1997, escribí en Debate
Ciudadano una pequeña semblanza de Infante, que reproduje en 2016 en este cuaderno
con el título “Blas Infante, ochenta años después de su asesinato”.
Los primeros acercamientos de tratamiento
en el aula
A lo largo
de mi trayectoria docente me he preocupado de prestar atención a este tema
dentro de la asignatura donde puede hacerse mejor: la Historia de España.
Primero, en 3º de BUP, y luego, desde el curso 2001-02, en 2º de Bachillerato. A
ello puedo unir otra asignatura, Geografía de Andalucía, que impartí en varias
ocasiones entre los cursos 2000-01 y 2007-08.
Ya en 1991,
con motivo de la celebración del 28 de febrero, preparé un mural, titulado
“Andalucía en la Historia Contemporánea”, en el que reflejaba, mediante
fotografías y textos breves, los hitos y los personajes más relevantes habidos
desde principios del siglo XIX. Estaba formado por 7 partes: 1. Andalucía, cuna
del liberalismo; 2. Entre la miseria y el olvido; 3. Los intentos de dignificar
Andalucía; 4. Entre la esperanza y la tragedia; 5. Una época de oscuridad; 6.
Renace la esperanza; 7. La autonomía. En esos años fui proponiendo al alumnado
algunas actividades sencillas para su realización en el aula.
Más tarde,
en el curso 1994-95, elaboré junto al compañero Ángel Abela de los Riscos,
dentro de un Seminario Permanente, unos materiales didácticos para ser
trabajados en el aula. Su título y estructura eran los mismos que el del mural
antes referido. Fruto de ello fueron dos cuadernos: uno estaba dirigido al
profesorado, donde se explicaba la propuesta didáctica en sus objetivos, su
metodología y sus contenidos; el segundo, al alumnado, constando cada una de
las partes de una introducción histórica, una colección de documentos (escritos e imágenes) y unas
actividades.
Buscábamos “fomentar
la pertenencia una realidad con personalidad definida a través del estudio de
la Historia, lo que debe ayudar a comprender cómo se han ido conformando los rasgos
materiales, políticos y culturales representativos del pueblo andaluz, y la
necesidad de ser conscientes en la crítica y compromiso frente a situaciones de
injusticia o en la defensa de los logros políticos, sociales y culturales que
dignifican a las personas individualmente y a la comunidad en su conjunto”.
La identidad andaluza desde la Geografía
En el curso
2000-01 tuve la oportunidad de impartir en 1º de Bachillerato la asignatura
optativa Geografía de Andalucía. Entre sus contenidos se encontraban la identidad
e imagen de Andalucía, y las raíces históricas. Fue una buena ocasión para fomentar
entre el alumnado el conocimiento de la realidad andaluza, aun cuando fueran
los aspectos geográficos los principales. También, una bonita experiencia
pedagógica que duró hasta el curso 2007-08.
Integrando Andalucía dentro de la
asignatura Historia de España
Desde el
curso 2001-02, ya en la asignatura propia de 2º de Bachillerato, elaboré mis
propios materiales de estudio y trabajo. Por eso me resultó fácil introducir los
contenidos referentes a Andalucía dentro del conjunto. En lo que respecta a los
orígenes del andalucismo, a finales del siglo XIX y dentro del tema dedicado a
la Restauración, me refiero de la siguiente manera:
En Andalucía el andalucismo ya se
expresó en 1883 a través de la llamada Constitución de Federalista de
Antequera. En los años siguientes aparecieron distintos personajes y
publicaciones que fueron dando a conocer la historia de Andalucía y
sistematizaron sus rasgos culturales. Entre otras destacaron las figuras de
Antonio Guichot, José Mª Izquierdo o Antonio Machado Álvarez, la actividad
cultural en torno al Ateneo sevillano o la revista Bética.
Bajo la influencia sobre todo
de Cataluña en el siglo XX se planteó la
necesidad de que ese movimiento tuviera un carácter político. Para ello surgió
la idea de que Andalucía se dotara de instituciones políticas propias e incluso
que se tomaran medidas sociales que permitieran la reforma de la propiedad de
la tierra. En este contexto destacó la
figura de Blas Infante, autor en 1915 de la obra El ideal andaluz, en la
defendía la recuperación de lo andaluz desde su historia y un pasado de
esplendor, que concretaba en Al Ándalus,
a la vez que reivindicaba la necesidad de que se dotara de instituciones
políticas propias.
En cuanto
al protagonismo de Infante durante las primeras décadas del siglo XX, ya dentro
del tema referido a la crisis de la restauración y la dictadura de Primo de Rivera,
tengo dedicado un apéndice con el título
“Andalucía y el movimiento político cultural-regionalista: Blas Infante”. Es
así como aparece reflejado:
El nacionalismo andaluz fue desde el
primer momento débil y mostró algunos rasgos diferentes. Los círculos
andalucistas lo componían principalmente gentes de las clases medias urbanas,
que eran minoritarias. Su actividad fue intensa, publicando revistas y libros,
organizando congresos y asambleas, creando los
centros andaluces, etc. En esa labor jugaron un papel importante a
finales del siglo XIX historiadores como Alejandro Guichot y José Mª Izquierdo,
o folkloristas como Antonio Machado Álvarez (padre de los hermanos Machado).
Destacó, así mismo, la actividad cultural en torno al Ateneo sevillano o la
revista Bética.
Bajo la influencia especialmente
Cataluña se planteó la necesidad de que ese movimiento tuviera un carácter
político. Aunque la Constitución Federalista de Antequera de 1883 tuvo escasa
repercusión, la idea de que Andalucía se
dotara de instituciones políticas propias fue tomando más cuerpo en el siglo
XX. A ello se unió la propuesta de tomar
medidas sociales que permitieran la reforma de la propiedad de la tierra.
En este contexto destacó Blas Infante. Tres fueron las fuentes
de su pensamiento. Una, los historiadores que habían indagado acerca del pasado
andaluz, como Guichot o Izquierdo. En 1915 publicó la obra El ideal andaluz, en
la defendía la recuperación de lo andaluz desde su historia y un pasado de
esplendor, que concretaba en Al Ándalus.
La segunda fuente era el georgismo, una corriente de pensamiento económico de
la época que defendía la reforma agraria aplicando un impuesto progresivo sobre
las grandes propiedades e impulsando los
asentamientos y ayudas al pequeño campesinado. Por eso Infante defendió la
reforma agraria en Andalucía. La tercera fuente fueron las influencias de los
nacionalismos de otros territorios, sobre de Cataluña, defendiendo una
organización confederal del estado con unas instituciones y una hacienda
autónomas.
En la Asamblea de Ronda de 1918 los
andalucistas aprobaron los símbolos (bandera, escudo e himno) y en la Asamblea
de Córdoba de 1919 sentaron las bases del nacionalismo andaluz, demandando unas
instituciones propias y una reforma en la propiedad de la tierra. Pese al apoyo limitado que tenían, se-guían
el proceso iniciado en Cataluña (Mancomunidad de Diputaciones) y en otros
territorios (País Vasco, Galicia, Valencia...).
Después de la Dictadura de Primo de
Rivera, con la llegada de la Segunda República Blas Infante impulsó de nuevo el
andalucismo, fundando las Juntas Liberalistas. El camino seguido por las
diputaciones provinciales desembocó en la Asamblea de Córdoba de enero de 1933,
donde se aprobó un Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Andalucía. Tras el paréntesis de los gobiernos de
centro-derecha, en la primavera del 36 se volvió a reactivar el proceso. El 15
de junio se hizo público un manifiesto, escrito por el propio Infante,
demandando la autonomía. El 5 de julio en
la Asamblea de Sevilla se le nombró Presidente de Honor de la Junta
Regional. Días después se inició la Guerra Civil. Sevilla cayó desde el
principio en el bando sublevado, que se opuso desde el principio a cualquier
fórmula de autonomía. Así acabó el proceso iniciado años antes y hasta la
propia vida de Blas Infante, que murió fusilado en agosto.
Concluyendo
He querido dejar constancia de mi interés por Andalucía, los orígenes del movimiento andalucista y la figura de Blas Infante. Un tema que sigue siendo bastante desconocido, sobre todo fuera de Andalucía. Siendo una tierra tan peculiar, lo más frecuente es identificarla con los aspectos más folclóricos, cargados de estereotipos y mistificados con frecuencia hasta identificarlos con lo español. Así fue, en mayor medida, durante los años del régimen franquista. Y como si se volviera a mirar hacia atrás, en los tiempos que corren está siendo utilizada en la confrontación existente entre la tendencia política centrípeta en España y aquellas que, de distintas formas, buscan un reconfiguración de las partes que la componen con el objetivo de profundizar en la democracia.
Desde que estoy viviendo en Andalucía, que ya supera las tres décadas, he notado en los últimos años una propensión cada vez mayor a identificarse con los símbolos del estado monárquico en vez de los andaluces. Preocupante, en la medida que buena parte de los problemas que tenemos son herencia del dominio ejercido por determinados sectores sociales, que han defendido siempre una sociedad clasista y el centralismo. Blas Infante luchó contra ello. En la letra del himno apeló a pedir "tierra y libertad". Lo primero, como expresión de una sociedad más igualitaria; lo segundo, como expresión de la soberanía colectiva de un pueblo. Por eso sigue teniendo vigencia.
Bibliografía
Acosta sÁNCHEZ, José (1979). Andalucía: reconstrucción de una identidad y la lucha contra el
centralismo. Algunos elementos metodológicos y políticos (Barcelona, Anagrama).
Arias Castañón, Eloy y Olivero
Cordero, Inmaculada (1998). “Georgismo y andalucismo: Blas Infante y el
Ideal Andaluz”, en Leandro Álvarez Rey y Encarnación Lemus López (eds.), Historia de Andalucía Contemporánea
(Huelva, Universidad de Huelva).
AUTORÍA
COLECTIVA (1979). Gran Enciclopedia de
Andalucía (Sevilla, Anel).
AUTORÍA
COLECTIVA (1987). Geografía de Andalucía,
v. 1 (Sevilla, Tartessos).
Bernal, Antonio M. (1980). “La Andalucía
Contemporánea”, en Autoría Varia, Los
Andaluces (Madrid, Istmo).
GONZÁLEZ DE MOLINA, Manuel (ed.) (2000). La Historia de Andalucía a debate. I.
Campesinos y jornaleros (Barcelona, Anthropos).
GONZÁLEZ DE MOLINA, Manuel (ed.) (2002). La Historia de Andalucía a debate. II. El
campo andaluz (Barcelona, Anthropos).
Lacomba, J. A., Ortiz de Lanzagorta, J.L. y Acosta
Sánchez, José (1985). Blas Infante,
perfiles de un andaluz (Málaga, Diputación Provincial de Málaga).
Lacomba, Juan Antonio (1988). Teoría y Praxis del Andalucismo (Málaga, Ágora).
Lacomba, Juan A. (1996). “Andalucía contemporánea:
atraso económico y dependencia sociopolítica”, en Juan A. Lacomba (coord.), Historia de Andalucía (Málaga, Ágora).
Lacomba ABELLÁN, Juan Antonio (2000). Blas Infante y el despliegue del andalucismo (Málaga, Sarriá).
LOMBAO,
Manuel y SACALUGA, Miguel A. (1977). Andalucía
(Barcelona, La Gaya Ciencia).
Moreno, Isidoro (1978). Andalucía: subdesarrollo, clases sociales y regionalismo (Madrid,
Manifiesto).
Moreno, Isidoro (1986). “La identidad andaluza:
pasado y presente (Una aproximación antropológica)”, en Autoría Colectiva, Andalucía (Sevilla, Editoriales
Andaluzas Unidas);
Moreno, Isidoro (1993). Andalucía: Identidad y Cultura (Málaga, Ágora).
Moreno, Isidoro (1986). “La identidad andaluza:
pasado y presente (Una aproximación antropológica)”, en Autoría Colectiva, Andalucía (Sevilla, editoriales
Andaluzas Unidas).
Moreno, Isidoro (2002). La globalización y Andalucía. Entre el mercado y la identidad
(Sevilla, Mergablum).
TARIFA
FERNÁNDEZ, Adela, GÓMEZ RUIZ, Trino y CASADO TORO, José Luis (1998). Historia de Andalucía (Madrid,
Santillana).
sábado, 21 de abril de 2018
Canto al movimiento de la naturaleza
Un pájaro,
desde su árbol,
divisa tranquilo
el movimiento de la naturaleza,
el hombre que sube la montaña,
las hojas que se mueven con el aire,
el viento que circula revoltoso,
la hierba acariciada por el agua,
el Sol que lanza sus rayos sobre la Tierra,
el cielo que se torna azul.
(11-03-1979)
(11-03-1979)
Preguntas acerca de unas formas y sus colores sobre un fondo negro
¿Qué son esas manchas de color geométricas sobre un fondo negro?
¿Por qué sólo están los tres colores puros y los tres que de ellos se desprenden? ¿Por qué el fondo está formado por un rompecabezas de trozos de papel negros?
¿Qué representan los colores en esas formas tan elementales?
¿Y qué la sencillez del papel?
¿Es arte?
¿Es pintura?
¿Qué es? ¿Es un misterio?
¿Está ahí encerrada mi vida?
¿Mi esencia?
¿Mi existencia?
¿Es mi definición de lo que soy?
¿Ahí está lo que busco?
¿O lo que encuentro?
¿Son los sueños?
¿O es la realidad?
¿La vida y la muerte juntas?
¿Una dualidad constante?
¿O no es nada de eso?
¿Es el azar?
¿Es pura formalidad vana?
¿Puede haber algo de valor en tanto esquematismo?
¿Es acaso una emulación ridícula del arte contemporáneo?
¿Abstracción racional?
¿O un intento malogrado de abstracción?
¿Denota pesimismo?
¿O esperanza?
¿Cada cual debe interpretarlo a su manera?
¿Sólo yo puedo hacerlo?
¿O es sólo un secreto?
(15-05-1985)
jueves, 19 de abril de 2018
¿Por qué Montoro insiste en desmentir al juez Llarena?
La polémica saltó ayer cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, desmintió que se hubieran gastado 1,6 millones de euros de fondos públicos en el referéndum del 1 de octubre pasado en Catalunya. Hoy lo ha vuelto a corroborar, así como algún alto cargo de su ministerio. Con estas declaraciones se estaría destarando uno de los pilares de las acusaciones de Pablo Llarena contra el presidente de la Generalitat y los miembros del Govern. Unas acusaciones que ya han tenido en Alemania un duro revés cuando un tribunal de ese país desestimó que Puigdemont pudiera haber incurrido en un delito de rebelión y que tiene dudas acerca del delito de malversación de caudales públicos. Si el empeño por querer hacer ver lo imposible con respecto a la violencia no se sostiene, me temo que las pruebas aportadas desde la Guardia Civil sobre los 1,6 millones "malgastados" tampoco resultan consistentes. En estos momentos el cabreo en los círculos de la derechona es mayúsculo. Veremos a ver qué pasa, pero...
Problemas en Podemos
Eso es lo que estamos viendo estos días. No es nada nuevo, pero están surgiendo en un contexto diferente. Podemos ya no es el partido que se las prometía felices cuando iba subiendo en intención de voto hasta disputar la primacía con el PP. Tampoco el que, solo o en compañía, mantenía unos niveles de representación más que aceptables, por encima del 20% de los votos. Desde hace un año las cosas le pintan peor. Los sondeos dan para Unidos Podemos y las confluencias territoriales (En Comuns Podem, En Marea y Compromis Podem) un descenso por debajo del 20%, relegados además a la cuarta plaza.
Ante este panorama resulta lógico que las fricciones aumenten. Si ya las hubo en los momentos más dulces, ¿cómo no las va a haber ahora? Hace unos días salió el asunto Íñigo Errejón, previsible candidato a la Comunidad de Madrid, que lanzó el órdago de dejarle de hecho manos libres para montar una candidatura a su medida. Ayer saltó lo de Carolina Bescansa con un documento de propuesta-borrador en el que se ofrece un pacto con Errejón para controlar la candidatura madrileña frente a Pablo Iglesias y sentar así las bases de un asalto posterior al ámbito estatal. Está también el anuncio de Lorena Ruíz-Huerta, actual portavoz del grupo en la Asamblea de Madrid y miembro de Izquierda Anticapitalista, de no presentar su candidatura a las primarias, críticas con el sistema de reparto de puestos iniciado. A ello hay que unir, por qué no y aunque esté fuera del espacio de Podemos, la oferta hecha a Carmena desde el PSOE para encabezar la candidatura municipal de la capital.
Estamos asistiendo a una recomposición en el seno de Podemos con vistas a intentar solucionar las malas perspectivas electorales. En el caso de Errejón y de Bescansa, cada cual por su lado, asignando las piezas clave, delimitando cuáles deben ser las secundarias y minimizando incluso lo que tenga que ver con posibles confluencias, que en el caso de Madrid tiene, entre otros, el nombre de IU. En lo que respecta con Ruíz-Huerta e Izquierda Anticapitalista, su apuesta por la unidad popular supone la confluencia de cuantos grupos la busquen desde posiciones de izquierda, como ya se hiciera en la candidatura municipal de 2015. Iglesias, por ahora, calla. Su único movimiento ha sido aceptar el órdago de Errejón, con vistas a no dar una imagen de desunión.
Ahora mismo la situación en la Comunidad de Madrid está convulsa. El caso Cifuentes, con la cerrazón del PP, la ambigüedad de Ciudadanos y la moción de censura presentada por el PSOE, ha hecho que sea este último grupo el que esté llevando la iniciativa política. Es lo que explicaría en Podemos la ofensiva desde los sectores críticos y/u opuestos al liderazgo de Iglesias e incluso la oferta lanzada desde el PSOE a Carmena.
Ésta es un personaje que se está convirtiendo en una de las claves, por lo que es objeto de disputa. Más que por lo que hace efectivamente como por lo que simboliza. Proveniente del sector eurocomunista del PCE, se ha mantenido, como buena parte de sus miembros más representativos, en un limbo próximo al PSOE, pero por su izquierda. La llegada de Podemos al escenario político les ha dado cierta vida desde su propia consideración de que pueden aportar su veteranía tanto política, interrumpida en la primera línea a principios de los ochenta, como profesional. Una especie de ambición política simbólica, sin estridencias, cargada de una gran dosis de bonhomía.
Durante la pasada crisis en el gobierno municipal de Madrid pudo verse el juego de posiciones en el seno de Ahora Podemos, formado por una amalgama de grupos. Cuando el ministro Cristóbal Montoro obligó a modificar los presupuestos, la aceptación por parte de Carmena conllevó una división del voto en su seno. La alcaldesa sólo encontró el apoyo de Podemos, tanto de quienes ostentan concejalías como desde la dirección central.
No hace mucho Alberto Garzón, coordinador federal de IU, apremió a Iglesias a avanzar en la confluencia. En Andalucía parece que la situación está más favorable, con una mayor voluntad entre las partes de llegar a acuerdos. El tiempo corre y las prisas de última hora no son buenas de cara a las citas electorales que vienen. En un año están ya las municipales y las autonómicas de la mayoría de las comunidades, sin contar con posibles adelantos de otras. Iglesias, sin embargo, no ha respondido. Me imagino que los problemas internos que tiene se lo están impidiendo. Es lo que hay.
Ante este panorama resulta lógico que las fricciones aumenten. Si ya las hubo en los momentos más dulces, ¿cómo no las va a haber ahora? Hace unos días salió el asunto Íñigo Errejón, previsible candidato a la Comunidad de Madrid, que lanzó el órdago de dejarle de hecho manos libres para montar una candidatura a su medida. Ayer saltó lo de Carolina Bescansa con un documento de propuesta-borrador en el que se ofrece un pacto con Errejón para controlar la candidatura madrileña frente a Pablo Iglesias y sentar así las bases de un asalto posterior al ámbito estatal. Está también el anuncio de Lorena Ruíz-Huerta, actual portavoz del grupo en la Asamblea de Madrid y miembro de Izquierda Anticapitalista, de no presentar su candidatura a las primarias, críticas con el sistema de reparto de puestos iniciado. A ello hay que unir, por qué no y aunque esté fuera del espacio de Podemos, la oferta hecha a Carmena desde el PSOE para encabezar la candidatura municipal de la capital.
Estamos asistiendo a una recomposición en el seno de Podemos con vistas a intentar solucionar las malas perspectivas electorales. En el caso de Errejón y de Bescansa, cada cual por su lado, asignando las piezas clave, delimitando cuáles deben ser las secundarias y minimizando incluso lo que tenga que ver con posibles confluencias, que en el caso de Madrid tiene, entre otros, el nombre de IU. En lo que respecta con Ruíz-Huerta e Izquierda Anticapitalista, su apuesta por la unidad popular supone la confluencia de cuantos grupos la busquen desde posiciones de izquierda, como ya se hiciera en la candidatura municipal de 2015. Iglesias, por ahora, calla. Su único movimiento ha sido aceptar el órdago de Errejón, con vistas a no dar una imagen de desunión.
Ahora mismo la situación en la Comunidad de Madrid está convulsa. El caso Cifuentes, con la cerrazón del PP, la ambigüedad de Ciudadanos y la moción de censura presentada por el PSOE, ha hecho que sea este último grupo el que esté llevando la iniciativa política. Es lo que explicaría en Podemos la ofensiva desde los sectores críticos y/u opuestos al liderazgo de Iglesias e incluso la oferta lanzada desde el PSOE a Carmena.
Ésta es un personaje que se está convirtiendo en una de las claves, por lo que es objeto de disputa. Más que por lo que hace efectivamente como por lo que simboliza. Proveniente del sector eurocomunista del PCE, se ha mantenido, como buena parte de sus miembros más representativos, en un limbo próximo al PSOE, pero por su izquierda. La llegada de Podemos al escenario político les ha dado cierta vida desde su propia consideración de que pueden aportar su veteranía tanto política, interrumpida en la primera línea a principios de los ochenta, como profesional. Una especie de ambición política simbólica, sin estridencias, cargada de una gran dosis de bonhomía.
Durante la pasada crisis en el gobierno municipal de Madrid pudo verse el juego de posiciones en el seno de Ahora Podemos, formado por una amalgama de grupos. Cuando el ministro Cristóbal Montoro obligó a modificar los presupuestos, la aceptación por parte de Carmena conllevó una división del voto en su seno. La alcaldesa sólo encontró el apoyo de Podemos, tanto de quienes ostentan concejalías como desde la dirección central.
No hace mucho Alberto Garzón, coordinador federal de IU, apremió a Iglesias a avanzar en la confluencia. En Andalucía parece que la situación está más favorable, con una mayor voluntad entre las partes de llegar a acuerdos. El tiempo corre y las prisas de última hora no son buenas de cara a las citas electorales que vienen. En un año están ya las municipales y las autonómicas de la mayoría de las comunidades, sin contar con posibles adelantos de otras. Iglesias, sin embargo, no ha respondido. Me imagino que los problemas internos que tiene se lo están impidiendo. Es lo que hay.
sábado, 14 de abril de 2018
viernes, 13 de abril de 2018
La epidemia del síndrome de Harvardaravaca
En medio de esta historia de los másteres, con Cristina Cifuentes como estrella y el peperío de por medio, ha salido el caso de Pablo Casado. Ni corto ni perezoso, ante la denuncia hecha por El País, saltó raudo a la palestra para intentar desmentir que su máster por la URJC es válido porque tiene documentos que lo avalan y trabajos presentados. Luego nos enteramos que de 22 asignaturas, 18 las tenía nada menos que convalidadas, que no son pocas. También, que fue poco o nada por clase, como parece que es propio de gente de esa condición. Y ayer, que ha hinchado su currículo. Y es que en varios de los méritos que se ha colgado el buen hombre la cosa resulta de traca. De entrada, se ha dotado de dos másteres realizados en las universidades estadounidenses de Harvard y Georgetown, cuando en realidad, en el primer caso, no ha sido más que un curso de cuatro días de duración llevado a cabo en un centro situado en Aravaca; y del segundo, que es presencial y tiene una duración de 18 meses duración, existen dudas que haya podido cursarlo, dado que él ha argumentado que lo hizo en el verano de 2008. Para más inri, se ha atribuido haber sido "visiting professor" en esta última universidad -una calificación que se reserva para personas eminentes del mundo académico-, cuando lo único que ha hecho ha sido haber impartido una conferencia.
Se dice que durante estos últimos días entre sus señorías del Congreso a más de uno o una le ha entrado un furor borrador. Han empezado a retirar en sus currículos oficiales méritos... en forma de másteres, claro. Sobre todo en el mundo del peperío, como la presidenta de la cámara, Ana Pastor; el moderno Javier Maroto; el hombre de confianza de Rajoy, Jorge Moragas, etc. Pero también en algunas señorías del PSOE y del ciudadano Toni Cantó.
Va a ser que el síndrome de Harvardaravaca está siendo una epidemia.
Se dice que durante estos últimos días entre sus señorías del Congreso a más de uno o una le ha entrado un furor borrador. Han empezado a retirar en sus currículos oficiales méritos... en forma de másteres, claro. Sobre todo en el mundo del peperío, como la presidenta de la cámara, Ana Pastor; el moderno Javier Maroto; el hombre de confianza de Rajoy, Jorge Moragas, etc. Pero también en algunas señorías del PSOE y del ciudadano Toni Cantó.
Va a ser que el síndrome de Harvardaravaca está siendo una epidemia.
jueves, 12 de abril de 2018
John Sommerfield, Voluntario en España
Me regaló hace unos días mi hermano Seve, miembro de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales, un nuevo libro, esta vez del brigadista británico John Sommerfield. Voluntario en España, publicado en 1937 (y reeditado en 2102 por Amaru, Salamanca), es un libro de memorias donde narra las vivencias de los dos meses, entre octubre y diciembre de 1936, que estuvo en nuestro país combatiendo en la defensa de Madrid durante la primera envestida fascista contra la capital.
Consta de dos partes: un texto introductorio de Daniel Pastor García, traductor y preparador de la edición, y la propia obra de Sommerfield. La primera tiene el interés de llevarnos al autor tanto a través de su trayectoria vital y literaria como al análisis de las memorias en que refleja su corta, pero interesante, estancia es España. Miembro del Partido Comunista Británico, sus escritos tenían como objetivo coadyuvar a la causa de la clase obrera. Aunque circunscrito a un ámbito limitado, algunos de sus libros tuvieron éxito, como la novela Primero de mayo, publicada en el mismo 1936.
La obra que nos ocupa tiene un doble interés. Uno, coincidente con lo realizado por otros brigadistas, que han querido dejar constancia escrita para su recuerdo de lo que significó ser combatientes en un país extranjero, imbuidos por la corriente de solidaridad internacional surgida cuando la IIª República española sufrió el ataque del fascismo. El otro interés se encuentra en la forma de hacerlo, con ribetes literarios que hacen que su lectura vaya más allá del testimonio personal. Y es que Sommerfield ya era un escritor iniciado, con cierto éxito, en el mundo de la novela social. Se denota por ello un texto cuidado, con un estilo donde las expresiones que utiliza tienen un vocabulario rico, giros creativos y a veces, pese a la realidad cruel, hasta lirismo.
El relato comienza con estas palabras: "El ritmo abrumador de los engranajes del motor que marcaban sonoramente el paso de las millas inglesas había sonado de nuevo en el estruendo de turbinas y las sacudidas de la embarcación" (p. 73). En las primeras páginas describe cómo fue seleccionado para ir a combatir a España -consecuencia de la labor de su amigo John Cornford, a quien dedica el libro-, su paso por Francia (primero, París y luego, Marsella) y su llegada al puerto de Alicante. Tras una breve estancia en Albacete capital, que fue el cuartel general de las Brigadas Internacionales, y en el pueblo de La Roda, marchó directamente al frente de Madrid. Ante la escasez de brigadistas británicos en ese momento, que no pudieron formar un batallón propio, tuvieron que hacerlo con otro mixto, con mayor presencia de franceses. Participó en los intensos combates habidos en Vallecas y la Casa de Campo, y finalmente, en la propia Ciudad Universitaria, hasta que, sin recordar él mismo cómo, acabó evacuado, víctima de una neumonía que estuvo a punto de acabar con su vida.
Fueron días de violencia en medio de un frío intenso y lluvia, desprovisto, como sus compañeros, de ropa adecuada para soportar esa situación: "Estaban empapados, tiritando, totalmente exhaustos y se acurrucaban unos con otros para buscar calor en desaliñados grupos" (p. 138).
Más que un relato de vivencias personales, busca que lo sea de vivencias colectivas. Lo hace coherente con sus propias convicciones, como comunista, y de su concepción de la literatura, basada en personajes que representen grupos humanos.
Resulta crudo cuando describe lo que ve, sin pretender idealizar situaciones concretas: "La nuestra no era una entrada triunfal; éramos una última y desesperada oportunidad" (p. 148); "Estudié las caras de mis camaradas y vi que no reflejaban el miedo a la muerte, sino el miedo a no tener miedo". Aunque parece emocionalmente frío, incluso ante la muerte, evitando exaltar el heroísmo de sus compañeros, no lo es realmente cuando narra la de su amigo Freddie: "Fui incapaz de imaginarle muerto. Había supuesto que él sobreviviría a esta guerra. Era temerario y no se preocupaba mucho por su propia vida; era uno de los que simplemente no se mueren".
Consciente de las razones que le llevaron a España, expuso el trasfondo social del conflicto en varias ocasiones, como durante su breve estancia en la casa abandonada de un terrateniente: "La cama era enorme, rodeada de cortinas, recargada. Sobre el cabecero colgaba la foto de un hombre y una mujer, vestidos como en el año 1910 más o menos; eran evidentemente los dueños de la casa. Miraban fijamente desde el marco dorado con una expresión crispada pero con sonrisa de complicidad, con una mirada de gente próspera, corriente, estúpida, con ojos ufanos. Representaban al tipo de gente contra la que estábamos luchando" (p. 187).
Testigo de un episodio donde un compañero dispara a un perro delgado que está lamiendo los sesos desparramados del cuerpo de un soldado fascista muerto, escribió lo siguiente: "La lluvia seguía, el agua salía a borbotones de la cañería rota, los edificios altos tenían abiertas las herida. Desde el cadáver que yacía en la cuneta, el agua se llevaba la sangre y los sesos, mezclándolos con los del perro muerto" (p. 212). Una descripción de esa guerra y, por extensión, de todas las guerras (p. 213).
Aunque en la "Nota final" nos dice que ha "intentado escribir sobre la rutina diaria en la guerra y no sobre el heroísmo" (p. 214), en el fondo, como ya he indicado antes, no es así. Quizás la expresión más certera de su presencia en España sea cuando dice que "no fuimos a España en busca de aventuras románticas, sino para ayudar a ganar la guerra" (p. 214). Y si esto último ya es de por sí duro, no lo es menos que la violencia instalada en esos años, en pleno paroxismo del fascismo, alcanzara niveles inusitados. Por eso advierte que quienes murieron en ayuda de la república española "Representan algo que no se puede matar y sus muertes sólo habrán sido en vano si abandonamos la lucha por la que ellos murieron" (p. 215).
Y como Luis Cernuda escribiera en 1961 en el poema "1936", dedicado al viejo brigadista encontrado en California,
Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias porque me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.
Consta de dos partes: un texto introductorio de Daniel Pastor García, traductor y preparador de la edición, y la propia obra de Sommerfield. La primera tiene el interés de llevarnos al autor tanto a través de su trayectoria vital y literaria como al análisis de las memorias en que refleja su corta, pero interesante, estancia es España. Miembro del Partido Comunista Británico, sus escritos tenían como objetivo coadyuvar a la causa de la clase obrera. Aunque circunscrito a un ámbito limitado, algunos de sus libros tuvieron éxito, como la novela Primero de mayo, publicada en el mismo 1936.
La obra que nos ocupa tiene un doble interés. Uno, coincidente con lo realizado por otros brigadistas, que han querido dejar constancia escrita para su recuerdo de lo que significó ser combatientes en un país extranjero, imbuidos por la corriente de solidaridad internacional surgida cuando la IIª República española sufrió el ataque del fascismo. El otro interés se encuentra en la forma de hacerlo, con ribetes literarios que hacen que su lectura vaya más allá del testimonio personal. Y es que Sommerfield ya era un escritor iniciado, con cierto éxito, en el mundo de la novela social. Se denota por ello un texto cuidado, con un estilo donde las expresiones que utiliza tienen un vocabulario rico, giros creativos y a veces, pese a la realidad cruel, hasta lirismo.
El relato comienza con estas palabras: "El ritmo abrumador de los engranajes del motor que marcaban sonoramente el paso de las millas inglesas había sonado de nuevo en el estruendo de turbinas y las sacudidas de la embarcación" (p. 73). En las primeras páginas describe cómo fue seleccionado para ir a combatir a España -consecuencia de la labor de su amigo John Cornford, a quien dedica el libro-, su paso por Francia (primero, París y luego, Marsella) y su llegada al puerto de Alicante. Tras una breve estancia en Albacete capital, que fue el cuartel general de las Brigadas Internacionales, y en el pueblo de La Roda, marchó directamente al frente de Madrid. Ante la escasez de brigadistas británicos en ese momento, que no pudieron formar un batallón propio, tuvieron que hacerlo con otro mixto, con mayor presencia de franceses. Participó en los intensos combates habidos en Vallecas y la Casa de Campo, y finalmente, en la propia Ciudad Universitaria, hasta que, sin recordar él mismo cómo, acabó evacuado, víctima de una neumonía que estuvo a punto de acabar con su vida.
Fueron días de violencia en medio de un frío intenso y lluvia, desprovisto, como sus compañeros, de ropa adecuada para soportar esa situación: "Estaban empapados, tiritando, totalmente exhaustos y se acurrucaban unos con otros para buscar calor en desaliñados grupos" (p. 138).
Más que un relato de vivencias personales, busca que lo sea de vivencias colectivas. Lo hace coherente con sus propias convicciones, como comunista, y de su concepción de la literatura, basada en personajes que representen grupos humanos.
Resulta crudo cuando describe lo que ve, sin pretender idealizar situaciones concretas: "La nuestra no era una entrada triunfal; éramos una última y desesperada oportunidad" (p. 148); "Estudié las caras de mis camaradas y vi que no reflejaban el miedo a la muerte, sino el miedo a no tener miedo". Aunque parece emocionalmente frío, incluso ante la muerte, evitando exaltar el heroísmo de sus compañeros, no lo es realmente cuando narra la de su amigo Freddie: "Fui incapaz de imaginarle muerto. Había supuesto que él sobreviviría a esta guerra. Era temerario y no se preocupaba mucho por su propia vida; era uno de los que simplemente no se mueren".
Consciente de las razones que le llevaron a España, expuso el trasfondo social del conflicto en varias ocasiones, como durante su breve estancia en la casa abandonada de un terrateniente: "La cama era enorme, rodeada de cortinas, recargada. Sobre el cabecero colgaba la foto de un hombre y una mujer, vestidos como en el año 1910 más o menos; eran evidentemente los dueños de la casa. Miraban fijamente desde el marco dorado con una expresión crispada pero con sonrisa de complicidad, con una mirada de gente próspera, corriente, estúpida, con ojos ufanos. Representaban al tipo de gente contra la que estábamos luchando" (p. 187).
Testigo de un episodio donde un compañero dispara a un perro delgado que está lamiendo los sesos desparramados del cuerpo de un soldado fascista muerto, escribió lo siguiente: "La lluvia seguía, el agua salía a borbotones de la cañería rota, los edificios altos tenían abiertas las herida. Desde el cadáver que yacía en la cuneta, el agua se llevaba la sangre y los sesos, mezclándolos con los del perro muerto" (p. 212). Una descripción de esa guerra y, por extensión, de todas las guerras (p. 213).
Aunque en la "Nota final" nos dice que ha "intentado escribir sobre la rutina diaria en la guerra y no sobre el heroísmo" (p. 214), en el fondo, como ya he indicado antes, no es así. Quizás la expresión más certera de su presencia en España sea cuando dice que "no fuimos a España en busca de aventuras románticas, sino para ayudar a ganar la guerra" (p. 214). Y si esto último ya es de por sí duro, no lo es menos que la violencia instalada en esos años, en pleno paroxismo del fascismo, alcanzara niveles inusitados. Por eso advierte que quienes murieron en ayuda de la república española "Representan algo que no se puede matar y sus muertes sólo habrán sido en vano si abandonamos la lucha por la que ellos murieron" (p. 215).
Y como Luis Cernuda escribiera en 1961 en el poema "1936", dedicado al viejo brigadista encontrado en California,
Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias porque me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.
miércoles, 11 de abril de 2018
Murió Daniel Chavarría, escritor uruguayo, cubano, latinoamericano
He sabido de la muerte el pasado sábado del escritor Daniel Chavarría. Uruguayo de nacimiento, vivía desde 1969 en Cuba, en cuya capital ha fallecido. Fue casi medio siglo de residencia ininterrumpida en la isla caribeña, donde acabó echando nuevas raíces y de ahí que él mismo dijera que era un escritor cubano nacido en Uruguay o, también, que como ciudadano era uruguayo y como escritor, cubano.
Saber algo de su vida nos puede ayudar mucho a entender su obra (1). Hasta su llegada a Cuba, cuando contaba 36 años, había sido protagonista de múltiples vivencias y aventuras, que conoció desde una edad muy temprana. Perteneciente a una familia con dobles raíces (españolas, por el padre, e italianas, por la madre), fue aderezando al fluir de su vida situaciones a veces cuáles más curiosas, ricas, interesantes o extravagantes. Fue testigo de las andanzas de un gaucho contador de cuentos, del que aprendió numerosas anécdotas, pero sobre todo a conocer el mundo. Ávido de lecturas, se integró en grupos literarios y desde ellos fue conociendo el mundo de la bohemia montevideana. Su militancia comunista añadió un aspecto que nunca olvidaría, esto es, la lucha por la dignidad humana, aunque con el tiempo acabara dejando el partido. En fin, toda "una suerte de tener mucho material anecdótico en la cabeza y el corazón".
La influencia de la revolución cubana transmutó esa militancia por otras en varios grupos guerrilleros, pero lejos de su país: Perú y Colombia. Más como intención que como efectividad, su llegada a la isla caribeña la hizo en una avioneta secuestrada, consecuencia de una acción guerrillera con un grupo colombiano. Pero de esto apenas sabemos cosas. Lo que sí parece plausible es que fue el momento en que inició un cierto atemperamento, punto de partida de una nueva etapa en su vida.
Ya en la Isla, primero culminó varios estudios universitarios, para después dedicarse como docente, traductor, periodista, guionista de cine y televisión, y escritor. De esto último su faceta más conocida ha sido la de novelista, cuya su labor no ha estado exenta de numerosos reconocimientos, dado que ha ido recibiendo premios en Cuba y fuera de ella. A él le llenó de orgullo el Premio Nacional de Literatura en Cuba (1910), pero también ha llegado a ser propuesto para el Premio Cervantes por parte de la Federación de Periodistas Latinoamericanos.
He tenido la ocasión de leer varios libros suyos (2), hasta un total de cinco. Todos ellos editados por Txalaparta, cuya labor de difusión de obras difíciles de encontrar por otras vías resulta encomiable. Cuatro de esas obras son novelas: Allá ellos (1991/2012 en Txalaparta), Adiós muchachos (2002/2013), Una pica en Flandes (2004/2009) y Príapos (2005/2010). Y la quinta, Raúl Sendic. Por la huella de Artigas (2013/2015), una biografía novelada. No he podido acceder por ahora a otras novelas, como Joy (1978), que fue la primera, o El ojo de Cibeles (1993), que está entre las más reconocidas, si no la que más. Me imagino que ya encontraré la ocasión de leerlas.
Allá ellos es una novela coral, global y sucesiva en el tiempo. Escrita como un friso del siglo XX, por ella van desfilando numerosos personajes, de índole y condición variada, reales e inventados, que se van moviendo por todo el mundo, pero que tienen en América Latina su destino. El relato comienza cuando se halla en la selva amazónica brasileña un árbol cuyas hojas tienen propiedades entre insospechadas y apetitosas, esto último sobre todo para quienes sólo entienden de dinero y su posesión. Y lo que sigue, en un ir y venir en el tiempo y por los continentes, es lo que nos va contando su autor a lo largo de casi 500 páginas.
En Adiós muchachos el escenario es diferente, porque se circunscribe principalmente a Cuba. Inserta dentro del género policíaco, el humor está presente en todo momento, lo que, junto a una menor extensión en número de páginas, la hace fácil de leer. Chavarría juega con sus protagonistas, que, siendo de orígenes, geográficos y sociales diferentes, tienen en común su vinculación a los mundos fronterizos de la picaresca y la delincuencia, lo que conlleva la búsqueda de atajos para obtener ventajas materiales. Siendo el malecón habanero el punto de partida, sus vidas acaban dispersas, incluso fuera del país, entre otras cosas porque las posibilidades de conseguir sus sueños en la Isla son escasas. Es así como acaba la novela a través de Alicia, la protagonista principal: "Cuando le haya enseñado los meneos del son y del mambo, si la suerte le acompaña un poquito, habrá logrado en Buenos Aires, gracias a los estribos, lo que no consiguió con los pedales en La Habana".
Una pica en Flandes, dedicada los cinco cubanos que estuvieron presos en EEUU acusados de espionaje, sería la primera parte de una tetralogía, según ha confesado el autor en la nota inicial de la edición española. Sus protagonistas iniciales tienen en común una inteligencia y un desapego por el dinero, que es lo que quiere una misteriosa Fundación que pretende que se descifren varios enigmas en clave grecolatina a cambio de una elevada suma de dinero. Óscar, Manfredo y Gregorio proceden de diversos países (Gran Bretaña, Italia y España), tienen dedicaciones distintas (arqueólogo, filólogo y ajedrecista) y han desarrollado trayectorias vitales diferentes (un antiguo progre descreído y homosexual, un exitoso ligón que mantiene el eco de la tradición partisana, y un feo, tímido y exsacerdote que poco a poco va descubriendo la vida). En sus enredos en mil peripecias, van saliendo otros personajes, como Cecilia (profesora, izquierdista, exguerrillera y generosa), la mujer de la que se enamora el español y a través de la cual van aprendiendo a entender el mundo. Por último, está la pareja de ancianos que han proyectado la fundación, quienes al final nos cuentan qué objetivos son los que pretenden.
De nuevo ante una novela corta, en Príapos se cuenta una trama con el nexo común de cuatro amigos de infancia, hijos de la revolución, que con el paso del tiempo van siguiendo caminos diferentes. Cuatro personajes bien construidos, complejos y contradictorios, para los que emplea vocabulario de la jerga yoruba. El Bebo, blanco, hijo de un patriota y fidelista. El Bayo, también blanco, hijo de un médico fiel a la revolución, cuya bisexualidad lo acaba trastocando, hasta el punto de convertirlo con 14 años en delincuente y opositor al régimen. El Mon, mulato, hijo de un padre gusano, feo, pero ligón, bioquímico y comunista ortodoxo. Y, por último, el Nitro, negro, sin padre reconocido, fronterizo entre los mundos de la picaresca y la delincuencia y miembro de la secta abacuá, que no ha entendido la revolución, pero no se opone a ella. La trama se destapa cuando el Bebo, destinado como médico a lugar situado en la sierra suroriental de la Isla, descubre una planta que provoca priapismo y secuelas más que peligrosas. Para el Mon es la ocasión de conseguir una especie de viagra cubana. Todo acaba con un el Bayo que "se moría sin una pìzca de arrepentimiento, abrazado al viejo rencor contra su padre y contra le mundo, y orgullosos de no creer en nada, y de ser una inmundicia, una basura, y de no haber sentido desde aquel día ni uno solo de esos que la gente llama buenos sentimientos".
La quinta obra leída ha sido la biografía de Raúl Sendic. Fundador del movimiento guerrillero tupamaro, quizás pudo haber sido el lugar natural en el que se hubiera integrado Chavarría de haberse quedado en su país de nacimiento, en vez de cabalgar por otros, a modo de Quijote. Y quizás por eso le dedicó una obra, a modo de deudor de lo que pudo ser, pero no fue. Como explica al final, con motivo del entierro multitudinario de quien fue apodado como el Bebe, "algunos lo tuvieron por santo y otros por quijote, que sin duda lo fue, y el más entregado a desfacer entuertos que viviera el Uruguay del siglo XX".
Amante de las intrigas, lo policíaco y el espionaje están presentes en sus obras. El humor no falta, corrosivo, sarcástico... Y tampoco el erotismo, con recreaciones explícitas al sexo, y la abundancia de -como le gustaba decir- putas. Sus escenarios están llenos de gente aventurera, idealista, desengañada, pícara, bohemia, extravagante, de espías, policías, putas... Aportó una disección del mundo, en especial del continente americano. No tuvo miedo miedo en hacerlo de Cuba, donde puso de relieve la complejidad de la sociedad y las contradicciones del régimen. Pero lo hizo porque es la realidad, que no quiso nunca esconderla.
Ha sabido valorar de Cuba lo que tiene de bueno, lo que le ha llevado a enfadarse cuando desde alguna revista francesa ilustraron esa complejidad y esas contradicciones con fotos de niños descalzos, viejitos de venta callejera o paredes descorchadas, olvidándose de solidaridad internacional en la medicina, los logros culturales, el rescate de La Habana Vieja, los éxitos deportivos... Y es que, fiel a la revolución cubana, llegó a declarar que es "la sociedad más justa de nuestro tiempo".
Notas
(1) Pueden consultarse dos entrevistas donde, entre otras cosas, el propio Chavarría nos acerca a su trayectoria vital: una, de 2010, en el semanario uruguayo Voces; y la otra, de 2012, en la página digital Trinchera de nuestra América.
(2) En la enciclopedia digital EcuRed, editada desde Cuba, se ofrece una información valiosa de las novelas de Chavarría.
Saber algo de su vida nos puede ayudar mucho a entender su obra (1). Hasta su llegada a Cuba, cuando contaba 36 años, había sido protagonista de múltiples vivencias y aventuras, que conoció desde una edad muy temprana. Perteneciente a una familia con dobles raíces (españolas, por el padre, e italianas, por la madre), fue aderezando al fluir de su vida situaciones a veces cuáles más curiosas, ricas, interesantes o extravagantes. Fue testigo de las andanzas de un gaucho contador de cuentos, del que aprendió numerosas anécdotas, pero sobre todo a conocer el mundo. Ávido de lecturas, se integró en grupos literarios y desde ellos fue conociendo el mundo de la bohemia montevideana. Su militancia comunista añadió un aspecto que nunca olvidaría, esto es, la lucha por la dignidad humana, aunque con el tiempo acabara dejando el partido. En fin, toda "una suerte de tener mucho material anecdótico en la cabeza y el corazón".
La influencia de la revolución cubana transmutó esa militancia por otras en varios grupos guerrilleros, pero lejos de su país: Perú y Colombia. Más como intención que como efectividad, su llegada a la isla caribeña la hizo en una avioneta secuestrada, consecuencia de una acción guerrillera con un grupo colombiano. Pero de esto apenas sabemos cosas. Lo que sí parece plausible es que fue el momento en que inició un cierto atemperamento, punto de partida de una nueva etapa en su vida.
Ya en la Isla, primero culminó varios estudios universitarios, para después dedicarse como docente, traductor, periodista, guionista de cine y televisión, y escritor. De esto último su faceta más conocida ha sido la de novelista, cuya su labor no ha estado exenta de numerosos reconocimientos, dado que ha ido recibiendo premios en Cuba y fuera de ella. A él le llenó de orgullo el Premio Nacional de Literatura en Cuba (1910), pero también ha llegado a ser propuesto para el Premio Cervantes por parte de la Federación de Periodistas Latinoamericanos.
He tenido la ocasión de leer varios libros suyos (2), hasta un total de cinco. Todos ellos editados por Txalaparta, cuya labor de difusión de obras difíciles de encontrar por otras vías resulta encomiable. Cuatro de esas obras son novelas: Allá ellos (1991/2012 en Txalaparta), Adiós muchachos (2002/2013), Una pica en Flandes (2004/2009) y Príapos (2005/2010). Y la quinta, Raúl Sendic. Por la huella de Artigas (2013/2015), una biografía novelada. No he podido acceder por ahora a otras novelas, como Joy (1978), que fue la primera, o El ojo de Cibeles (1993), que está entre las más reconocidas, si no la que más. Me imagino que ya encontraré la ocasión de leerlas.
Allá ellos es una novela coral, global y sucesiva en el tiempo. Escrita como un friso del siglo XX, por ella van desfilando numerosos personajes, de índole y condición variada, reales e inventados, que se van moviendo por todo el mundo, pero que tienen en América Latina su destino. El relato comienza cuando se halla en la selva amazónica brasileña un árbol cuyas hojas tienen propiedades entre insospechadas y apetitosas, esto último sobre todo para quienes sólo entienden de dinero y su posesión. Y lo que sigue, en un ir y venir en el tiempo y por los continentes, es lo que nos va contando su autor a lo largo de casi 500 páginas.
En Adiós muchachos el escenario es diferente, porque se circunscribe principalmente a Cuba. Inserta dentro del género policíaco, el humor está presente en todo momento, lo que, junto a una menor extensión en número de páginas, la hace fácil de leer. Chavarría juega con sus protagonistas, que, siendo de orígenes, geográficos y sociales diferentes, tienen en común su vinculación a los mundos fronterizos de la picaresca y la delincuencia, lo que conlleva la búsqueda de atajos para obtener ventajas materiales. Siendo el malecón habanero el punto de partida, sus vidas acaban dispersas, incluso fuera del país, entre otras cosas porque las posibilidades de conseguir sus sueños en la Isla son escasas. Es así como acaba la novela a través de Alicia, la protagonista principal: "Cuando le haya enseñado los meneos del son y del mambo, si la suerte le acompaña un poquito, habrá logrado en Buenos Aires, gracias a los estribos, lo que no consiguió con los pedales en La Habana".
Una pica en Flandes, dedicada los cinco cubanos que estuvieron presos en EEUU acusados de espionaje, sería la primera parte de una tetralogía, según ha confesado el autor en la nota inicial de la edición española. Sus protagonistas iniciales tienen en común una inteligencia y un desapego por el dinero, que es lo que quiere una misteriosa Fundación que pretende que se descifren varios enigmas en clave grecolatina a cambio de una elevada suma de dinero. Óscar, Manfredo y Gregorio proceden de diversos países (Gran Bretaña, Italia y España), tienen dedicaciones distintas (arqueólogo, filólogo y ajedrecista) y han desarrollado trayectorias vitales diferentes (un antiguo progre descreído y homosexual, un exitoso ligón que mantiene el eco de la tradición partisana, y un feo, tímido y exsacerdote que poco a poco va descubriendo la vida). En sus enredos en mil peripecias, van saliendo otros personajes, como Cecilia (profesora, izquierdista, exguerrillera y generosa), la mujer de la que se enamora el español y a través de la cual van aprendiendo a entender el mundo. Por último, está la pareja de ancianos que han proyectado la fundación, quienes al final nos cuentan qué objetivos son los que pretenden.
De nuevo ante una novela corta, en Príapos se cuenta una trama con el nexo común de cuatro amigos de infancia, hijos de la revolución, que con el paso del tiempo van siguiendo caminos diferentes. Cuatro personajes bien construidos, complejos y contradictorios, para los que emplea vocabulario de la jerga yoruba. El Bebo, blanco, hijo de un patriota y fidelista. El Bayo, también blanco, hijo de un médico fiel a la revolución, cuya bisexualidad lo acaba trastocando, hasta el punto de convertirlo con 14 años en delincuente y opositor al régimen. El Mon, mulato, hijo de un padre gusano, feo, pero ligón, bioquímico y comunista ortodoxo. Y, por último, el Nitro, negro, sin padre reconocido, fronterizo entre los mundos de la picaresca y la delincuencia y miembro de la secta abacuá, que no ha entendido la revolución, pero no se opone a ella. La trama se destapa cuando el Bebo, destinado como médico a lugar situado en la sierra suroriental de la Isla, descubre una planta que provoca priapismo y secuelas más que peligrosas. Para el Mon es la ocasión de conseguir una especie de viagra cubana. Todo acaba con un el Bayo que "se moría sin una pìzca de arrepentimiento, abrazado al viejo rencor contra su padre y contra le mundo, y orgullosos de no creer en nada, y de ser una inmundicia, una basura, y de no haber sentido desde aquel día ni uno solo de esos que la gente llama buenos sentimientos".
La quinta obra leída ha sido la biografía de Raúl Sendic. Fundador del movimiento guerrillero tupamaro, quizás pudo haber sido el lugar natural en el que se hubiera integrado Chavarría de haberse quedado en su país de nacimiento, en vez de cabalgar por otros, a modo de Quijote. Y quizás por eso le dedicó una obra, a modo de deudor de lo que pudo ser, pero no fue. Como explica al final, con motivo del entierro multitudinario de quien fue apodado como el Bebe, "algunos lo tuvieron por santo y otros por quijote, que sin duda lo fue, y el más entregado a desfacer entuertos que viviera el Uruguay del siglo XX".
Amante de las intrigas, lo policíaco y el espionaje están presentes en sus obras. El humor no falta, corrosivo, sarcástico... Y tampoco el erotismo, con recreaciones explícitas al sexo, y la abundancia de -como le gustaba decir- putas. Sus escenarios están llenos de gente aventurera, idealista, desengañada, pícara, bohemia, extravagante, de espías, policías, putas... Aportó una disección del mundo, en especial del continente americano. No tuvo miedo miedo en hacerlo de Cuba, donde puso de relieve la complejidad de la sociedad y las contradicciones del régimen. Pero lo hizo porque es la realidad, que no quiso nunca esconderla.
Ha sabido valorar de Cuba lo que tiene de bueno, lo que le ha llevado a enfadarse cuando desde alguna revista francesa ilustraron esa complejidad y esas contradicciones con fotos de niños descalzos, viejitos de venta callejera o paredes descorchadas, olvidándose de solidaridad internacional en la medicina, los logros culturales, el rescate de La Habana Vieja, los éxitos deportivos... Y es que, fiel a la revolución cubana, llegó a declarar que es "la sociedad más justa de nuestro tiempo".
Notas
(1) Pueden consultarse dos entrevistas donde, entre otras cosas, el propio Chavarría nos acerca a su trayectoria vital: una, de 2010, en el semanario uruguayo Voces; y la otra, de 2012, en la página digital Trinchera de nuestra América.
(2) En la enciclopedia digital EcuRed, editada desde Cuba, se ofrece una información valiosa de las novelas de Chavarría.
Post data
El artículo ha sido publicado, con fecha 16-04-2018, en el periódico digital Rebelión.
El artículo ha sido publicado, con fecha 16-04-2018, en el periódico digital Rebelión.